En la tercera investidura de Daniel Ortega, el presidente de Nicaragua estuvo arropado por su homólogo iraní y venezolano. Los tres sin corbata, pero el exguerrillero sandinista tampoco llevaba americana. Una camisa blanca, un pantalón negro, el bigote (que nunca falte cuando se sospecha que has cometido fraude en las elecciones) y sus greñas grasientas. Pero para más inri, en la segunda parte de la celebración (a la que por cierto, acudió el príncipe Felipe…), el nicaragüense no atinó a abrocharse bien la bragueta (o bien, la cremallera estaba estropeada). Menudo panorama…