Pese a los reales 30 centímetros que la distancian de su marido, la Princesa de Asturias pisa más fuerte que nunca con sus nuevas manoletinas.
Si hay algo que me seduce de Letizia Ortiz es su carácter. Mientras muchos se tiraron de los pelos cuando la entonces aún plebeya interrumpió al Príncipe en su pedida de soltera, a mí me fascinó que la ñoñería y «el bien queda» no hubieran anulado la personalidad de la futura princesa. Huelga decir que, lejos de aquel polémico acontecimiento, Letizia se ha querido mostrar, la mayor parte de estos 5 años dentro de la familia real, como la reina perfecta. Así, cometió el error de esconder lo que realmente la hace especial: su seguridad.
Una seguridad que sustituyó por tacones de 12 centímetros para conseguir estar a la altura del príncipe. Y esos taconazos se combinaron con sobrios y aburridos vestidos que la envejecían y la encorsetaban. Un vestuario que los entendidos definían como “estilismo de reina” y que la opinión pública interpretaba como la tristeza de una periodista encerrada en un palacio. Con el tiempo, la princesa quiso corregir su error y empezó a vestir como la chica de portada que todos los magazines deseaban publicar. “Letizia crea estilo”, “Letizia y Rania”, “Letizia y Carla”, “Los peep toes de Letizia”… Así, se convirtió en la reina de las tendencias pero seguía sin encontrar su sitio en Zarzuela.
Pero cuando ya habíamos asimilado que la princesa de Asturias iba a seguir aún unos cuantos años más dando palos de ciego antes de entender que la única diferencia entre el día del vestido rojo y el resto de su vida en palacio fue la seguridad, Letizia sorprende al mundo –bueno, del momento sólo al país- y se baja de las alturas como si tal cosa.
Fue durante una audiencia en el Palacio de la Zarzuela, el pasado 25 de julio, cuando la princesa pisó más firme que nunca con unas manoletinas de tacón cuadrado. Y pese a los reales 30 centímetros que la distancian ahora del Príncipe y de que las comparaciones con Carla Bruni son, si cabe, más factibles, lo cierto es que Letizia Ortiz parece haber recuperado algo de su carácter y su personalidad de antaño. En fin, que la Princesa, igual que Iker Casillas, este verano se siente “segura”. Enhorabuena.