Caerá mejor o peor, incluso, no caerá. Pero la Presidenta de la Comunidad de Madrid es un ejemplar único. Personaje donde los haya, Vanity Fair retrata a Aguirre a la perfección. A través de una entrevista y un reportaje fotográfico con 3 cambios de look, la popular vuelve a presumir de vestir de Mango y Zara. “¡Es que no soy una celebrity, no vivo de la moda!”
““¡Mis votantes no soportan que me cambie tanto de ropa!”, va gritando por los pasillos mientras nuestra estilista la persigue con unos zapatos en las manos. “¿No voy a conseguir que se los ponga, no?”, ¿Alguien tenía la menor duda? Aguirre es la única política que se precia de protagonizar una rueda de prensa en la que las cámaras y los objetivos enfocaban más a sus pies que a su cara tras sobrevivir a un atentado en la India”, escribe Eva Lamarca en Vanity Fair.
Y aunque cedió, La Gran Esperanza –tal y como titula la publicación- no quería lucir varios modelos para la sesión de fotos de esta revista. También, la mujer de hierro española –o de acero inoxidable, como la tildan algunos de sus colaboradores- se lo puso difícil a la fotógrafa: “No me hagas las fotos en blanco y negro, sácame en color. ¡Yo soy mejor en color!”.
Aguirre es, sin duda, fuerte, segura y chula. “Todas estas pulseras que llevo me las regala la gente por la calle. Yo sé que tengo un grandísimo apoyo de los votantes. Si quiere bajamos a la calle y se lo demuestro.”
Pero una de las citas de la entrevista concedida a Vanity Fair ha sido cuando Aguirre responde al caso de los trajes de Francisco Camps: “A mí como me empiecen a pedirme las facturas de mis trajes no tengo ninguna. Ahora, traería de una oreja a las dependientas que me los han vendido para que dijeran cómo los he pagado”. Pues nada, que tiemblen las dependientas de Zara y Mango…
La seguridad y la fortaleza, unido a un toque de prepotencia, han propiciado que su relación con Gallardón se haya convertido en la comidilla de todas las reuniones. Pero lejos de apagar el fuego, Aguirre asegura que en la política “somos como el aceite y el agua”. Mucho me temo, que si se siguen avivando las llamas de este incendio político en la capital del reino, Gallardón, igual que las dependientas de Zara y Mango, acabe con las orejas unos centímetros más largas.
“Cuando va a las escuelas infantiles se precia de enseñar que las juntas de las puertas tienen una protección de goma para que los niños no se pillen las manos. Es capaz de pedirle al primero que tenga al lado: “¡Antonio, mete el dedo!” y cierra de un golpetazo. Imagínate la cara del otro. Es fantástica”, asegura un colaborador. En fin, lo dicho, todo un personaje…
[…] consciente de que “el cambio excesivo de vestimenta no gusta a los votantes”. Lucir la bandera de Madrid en vestidos de Ágatha Ruiz de la Prada y jerséis de H&M. Además, […]