Hace 10 años tuve la suerte de conocer al filósofo y escritor Raimon Panikkar. Era un frío sábado de invierno en un paraje sensacional: Tavertet (Barcelona). Estaba investigando sobre el tabú que representaba la muerte en nuestra sociedad para el trabajo final de instituto y Pannikar, lejos de menospreciar a una niña de 17 años, me invitó a una de sus reuniones mensuales en su propia casa. Las enseñanzas de aquel año entrevistándome con religiosos y filósofos no las olvidaré nunca, aunque mi principal objetivo no acabara de realizarse (perder el miedo a que mis seres queridos desaparezcan).
Mi tío, siempre a mi lado en mis mejores aventuras, me acompañó a la cita con Raimon Pannikar y ha sido quien hace unos minutos, mediante un escueto sms, me daba la noticia del fallecimiento del filósofo.
De Pannikar recordaré siempre esta historia que relató con entusiasmo y que hoy cobra un sentido muy especial: «Había un chaval que no podía aguantar más para orinar y lo hizo en una esquina cualquiera. Al momento, llegó un policía y le recriminó que aquello no podía hacerlo. El joven, entonces, le contestó: «Sr., ¿y cómo estoy pudiendo?».
PD. Sr. Panikkar, espero que la muerte le lleve a una vida mejor donde todo se pueda.